El Camino de Santiago sin duda una experiencia maravillosa, inolvidable y sin igual. Pero los motivos que nos empujan a realizarlo pueden ser variopintos e individuales.
Podemos estar de acuerdo o no con estos motivos pero yo creo que todos son válidos, no podemos juzgar con antelación a nadie. Tal como cita el dicho:
“A quien juzgue mi camino le presto mis zapatos.”
Aunque podemos agrupar algunos motivos más comunes; Primero está el más obvio:
Hacer el Camino para ir a visitar el sepulcro del apóstol Santiago, o hacer penitencia, obtener el perdón de los pecados etc.
Para obtener la Compostela la Iglesia acepta solo estos dos motivos. Aunque no puntualiza qué entiende por motivo espiritual, se entiende que sin tener creencias católicas, te mueves por una cosa que va más allá de lo material. Eso puede abarcar otras creencias aparte del católico, o esoterismo y cosas parecidas.
Hay personas que buscan respuestas a sus preguntas, quieren salir de la rutina cotidiana, reflexionar, superarse, crecer interiormente, con inquietudes filosóficas, indagando el sentido de la vida, lo esencial y los valores perennes. Realizan paralelamente con el Camino de Santiago un camino interior.
Desde luego a lo largo del Camino tienes ocasiones para encontrar momentos espirituales, milagros cotidianos aunque no eres de los muy creyentes, muchas veces tienes la sensación que te envuelve algo… digamos inexplicable, un aura misterioso y agradable. Si eres abierto a estas experiencias, claro.
Para diferenciar de lo espiritual hay mucha gente que viene por un motivo más materialista y un poco a la aventura, esperando con ansia lo que nos depara la mañana, listo para conocer y absorber el mundo que nos abre a cada paso.
Hay mucho que ver y conocer por el itinerario:
Por último quiero señalar otros dos motivos que cada vez son más frecuentes aunque a mí personalmente me entristece un poco:
Hay gente que lo toma el Camino como un desafío físico, incluso intentado batir records, ir corriendo, y cosas parecidas.
Camino de Santiago está de moda, tiene mucha publicidad y tenemos que reconocer que en nuestros días hay una parafernalia a alrededor y está muy comercializado, las infraestructuras que se basan sus ingresos en esa ruta crecen cada año.
Eso atrae turistas, quien ven en el Camino una ocasión de pasar las vacaciones sin gastar demasiado. Eso en sí no tiene nada malo, aunque a veces genera conflictos con las personas que perciben en el Camino algo más. Yo creo que el problema en eso no es tanto el motivo sino más bien el actitud. Mientras un peregrino es humilde y abierto el turista es soberbio y exige por su dinero algo que cree que le pertenece o que lo merece.