Sobre Botas y Calzado de trekking

Hay que tener en cuenta que los pies del peregrino es el objeto más valioso del que dispone, mimarlos es fundamental.

Consejo altamente recomendable:

Haberlos utilizado antes lo suficientemente antes de partir como para que sean cómodos, no produzcan rozaduras y no requemen demasiado los pies; Un calzado que debe rodarse antes, durante varias semanas, por senderos o caminos de montaña, para su adaptación y para comprobar así que no haya roces o alguna otra molestia. El Camino de Santiago ya es duro por sí mismo, e incluso será difícil evitar las ampollas aún con un buen calzado, por lo tanto, merece la pena prestar mucha atención a este tema. 

Hay que tener en cuenta:

El calzado nos sea cómodo y práctico. Las características técnicas también son importantes, pero la “comodidad” en el amplio sentido de la palabra es esencial. Lo llevaremos muchísimas horas, y en todo tipo de condiciones.

Es muy importante tambén la talla del calzado, que el calzado no te quede justo. Si los dedos de los pies tocan la punta de las botas o de las zapatillas, tendrás que optar por buscar otro calzado que no te roce los dedos.

El tipo del calzado más indicado para este trayecto son las botas o las zapatillas de trekking. Ya que este tipo de calzado está especialmente diseñado y preparado para este tipo de ejercicio. Además, es el más indicado para andar sobre todo tipo de terrenos que nos encontremos a nuestro paso durante el recorrido.

De todas formas, hay peregrinos que prefieren andar  incluso con unas simples zapatillas deportivas o sandalias. En este último caso, la lluvia, el barro y los fuertes desniveles pueden ponernos en apuros.  Cada persona tiene sus gustos y costumbres. 

Aquí te damos alguna sugerencia para poder elegir lo adecuado para ti:

Botas:
-De caña alta: Suelen ser bastante pesadas y muy rígidas. Aunque no sean duras, pesan más y son algo incómodas; el 90% del recorrido será por pistas de tierra o asfalto, y en este tipo de caminos sus prestaciones no son útiles. Protegen algo, es cierto, de posibles torceduras y esguinces de tobillo. Son más recomendadas si realizas tu camino en invierno. Ten en cuenta que tu bota incorpore membrana impermeable y transpirable.  Así en los días de lluvia tus pies estarán protegidos. Para los días más calurosos pueden resultar algo incómodos por el calor. 

-Hoy en días hay modelos intermedios, los llamados de “caña media”Si prefieres optar por botas por la sujeción que le va a aportar a tu tobillo, lo ideal es que te decantes por esos y que sean inclinadas, para que puedas andar sin ningún tipo de molestia. Las botas que elijas deben tener un sistema de lazado que te aporte una buena sujeción, que la lengüeta esté acolchada para que estés cómodo y que te permita andar con toda seguridad. También, fíjate que contenga refuerzos de caucho en la puntera y en la parte del talón. La suela es aconsejable que sea de caucho carbono de doble densidad, lo que te aportará mayor adherencia y durabilidad.

-Botas de caña baja o zapatillas de trekking: Aportan una mayor comodidad al caminar y son ideales para tener total libertad de movimiento, ligereza y transpiración en los pies.  para el tipo de terreno suave y poco accidentado de los Caminos de Santiago, es muy adecuado.

Zapatillas de deporte:
Las zapatillas con las que haces deporte a diario, no te brindarán la protección suficiente que vas a necesitar para recorrer todo el Camino.

Sandalias:
Esta opción está indicada para el verano. Sobre todo, si no te convence la idea de llevar el pie con una zapatilla o bota cerrada todo el tiempo. Pero no se trata de una sandalia cualquiera, ya que son multifuncionales y desarrolladas para aportar frescura y comodidad. Son el complemento perfecto del peregrino, ya que pueden utilizarse en algunos tramos del camino y, también son perfectas para descansar después de un duro día de caminata.

Es fundamental, que, tras acabar cada etapa, dejes el pie respirar y te pongas un calzado cómodo o unas sandalias si es verano. 

Al finalizar cada etapa:

Usa Chanclas o sandalias para la ducha con el fin de evitarte la aparición de hongos por si los hubiera.  y para andar al finalizar la jornada. Lo ideal es que puedas usar el mismo calzado para ambas cosas.

Después de cada ducha, tienes que revisarte los pies para comprobar si se están formando ampollas o si ya las tienes. De esta forma podrás hacer una cura o poner un “Compeed” o una tirita para frenar su aparición.

Buen Camino!