Con Jerusalén y Roma, Santiago de Compostela es uno de los lugares de peregrinación más importantes de la cristiandad. Cada año miles de peregrinos -más de 200 mil- recorren las diferentes rutas jacobeas que en España, también de Francia, llegan hasta la Catedral compostelana donde se halla la tumba del Apóstol Santiago.
Sin saber cómo y desde hace años la concha de la vieira se convirtió en la concha peregrina, objeto que se utilizaba para representar la culminación del Camino de Santiago por parte de los peregrinos. A pesar de no conocer a ciencia cierta el origen de este símbolo peregrino, sí que tenemos noticia de numerosas teorías que giran alrededor de cómo este objeto pasó a formar parte de la iconografía del Camino de Santiago.
Cuando los peregrinos llegaban a la ciudad se les otorgaba en un pergamino acreditativo y se les colocaba en el sombrero la concha de vieira. Era la manera que tenían los peregrinos de demostrar que habían terminado el Camino y visitado así la capital gallega. Portar la concha de vieira era considerado como una forma de tributo al Apóstol, incluso el “Códice Calixtino” -manuscrito iluminado atribuido al Papa Calixto II-, habla del gran significado de la vieira y el hecho de que los caminantes la utilizaran en sus capas para rendir tributo al Apóstol.
Desde el punto de vista religioso, la concha se relacionaba con las acciones buenas, se decía que mientras el peregrino portase esta concha debía someterse a los mandamientos de la religión cristiana.
De esta forma, inicialmente la concha de peregrino permitía distinguir a los peregrinos que regresaban a casa, no a los que aún no habían llegado a ciudad santa (recordemos que tradicionalmente la peregrinación consistía en un viaje de ida y vuelta a casa). A pesar de su uso inicial, la popularización de la concha de vieira ha hecho que los peregrinos la terminen portando indistintamente de si han visitado ya Santiago de Compostela o no (hoy pocos son los peregrinos que emprenden su viaje de vuelta desde Santiago caminando).
Con el paso de los años, la concha del peregrino ha pasado de ser un distintivo de los peregrinos para convertirse en todo un símbolo del Camino de Santiago. De hecho, la concha de vieira es uno de los símbolos usados oficialmente por Xacobeo para la señalización del Camino de Santiago que verás en cientos de mojones repartidos por todas las rutas reconocidas como oficiales, impreso en color amarillo y bajo fondo azul.
Algunos opinan que la asociación de la concha de vieira con la peregrinación a Santiago de Compostela está relacionada con su uso por parte de los peregrinos para beber agua en los ríos y arroyos, debido a la facilidad de llevar siempre una encima. Además de este simbolismo, la concha tiene un uso práctico, ya que era utilizada como un vaso natural, por lo que se supone el frecuente uso por parte de los peregrinos para calmar la sed en los manantiales y río.
Otros afirman que su uso vino de la mano del asentamiento de mercaderes alrededor de la Catedral, aprovechando el auge de las peregrinaciones en la Edad Media. Estos mercaderes habrían popularizado la venta de conchas de vieira entre los peregrinos; algo así como un recuerdo que llevar con ellos de vuelta a casa. El hecho de que la concha de vieira se instaurase como uno de los símbolos más representativos del Camino de Santiago hizo que se crease un gran mercado con ella. Antiguamente, tan solo podían comercializar la concha de vieira los establecimientos de la capital gallega, siendo prohibida la venta fuera de la ciudad bajo la amenaza de la excomunión de la Iglesia Católica.
Cuando el barco que portaba el cadáver del fiel seguidor de Jesús llegó a la altura de las islas Cíes, en la boca del Río Vigo y frente a las costas de Bouzas en Galicia, los discípulos de Santiago notaron que a orillas del mar se estaba celebrando una boda donde tenía lugar un particular juego; éste consistía en montar a caballo mientras el jinete lanzaba al aire una lanza o bofarda que tenía que recoger antes que llegara al suelo.Se cuenta que cuando el cuerpo del Apóstol Santiago fue traslado de Jerusalén a Galicia en barco por los discípulos que lo habían acompañado en su tarea evangelizadora en Hispania, sucedió un hecho milagroso, pero también cargado de humor.
Le llegó el turno de jugar al novio, quien lazó la bofarda al aire y salió cabalgando como pudo para alcanzar la lanza con la sorpresa que ésta se desvió al mar. El joven corrió para alcanzarla desbocándose con su caballo en el mar. Ante el asombro de todos, el novio, caballo y la lanza quedaron hundidos en el agua; pero de repente reaparecen al lado de una embarcación que se acercaba a la orilla: era el barco que portada el cuerpo mortal del Apóstol Santiago.
El toque de humor de la historia sucede cundo el novio y su caballo se reincorporan. Al ir a saludar a los navegantes, el joven notó que estaba totalmente cubierto, de pies a cabeza, con conchas de vieira. Los discípulos del Apóstol interpretaron tal suceso como un milagro, e invitaron al novio a subir a la embarcación. Mientras llegaban a la orilla conversaron de lo ocurrido, sucediendo el verdadero milagro: el joven había decidido convertirse al cristianismo.
Al regresar a tierra, el joven contó lo ocurrido a los invitados, quienes vieron los acontecimientos desde la orilla. Muchos de ellos también decidieron convertirse al cristianismo. La embarcación siguió su camino al norte hacia la ría de Aurosa, donde desembarcaron para trasladar el cuerpo del Apóstol hasta Padrón, donde fue sepultado.
Hoy el símbolo continúa, colocándose en la mochila del peregrino.Con el paso de los años, y para perpetuar este hecho, se impuso la costumbre de que cada peregrino que participase en la peregrinación hacia la tumba del Apóstol Santiago, llevara consigo la concha de vieira, creándose así un símbolo que ha permanecido con el paso de los siglos y hoy identifica al Camino de Santiago.